En una ocasión, una mamá nos contaba que el pediatra le había recomendado empezar a cepillar los dientes a su hijo de un año. Lo que a esta mamá le sorprendía es que su bebé solo tenía 2 dientes en la encía inferior y que, a su juicio, le parecía demasiado exagerado.

Exagerado o no, lo cierto es que los especialistas recomiendan lavar los dientes del bebé incluso cuando éste aún no tiene dientes. Una gasa con agua o la utilización de unos cepillos especiales para bebés, suele ser suficiente para lavar las encías en los primeros meses de vida.

El cepillado de dientes debe comenzar con la salida de las primeras piezas dentales. Lo ideal es  hacerlo con un cepillo de dientes suave indicado especialmente para bebés y con pasta de dientes que no contenga flúor (el flúor en exceso puede causar intoxicación).

El cepillado debe realizarse dos veces al día y hacer que el niño, según vaya creciendo, participe de esta actividad. No es recomendable que los pequeños se vayan con el biberón a la cama ni que consuma bebidas azucaradas en el biberón (como zumos y sodas), ya que estas prácticas suelen aumentar la aparición de caries.

A partir de los dos años, podemos añadir un poco de pasta de dientes con flúor, puesto que está comprobado que ayuda a prevenir la caries, pero siempre en cantidades mínimas al menos hasta que aprenda a escupir, de forma que si lo ingiere, no suponga un peligro para el niño.

Poniendo estas recomendaciones en práctica asentaremos unos hábitos de higiene saludables desde los primeros años y evitaremos estar visitando al dentista constantemente.

La Puerta Pequeña